De cordero degollado... dicen que pones la cara cuando estás enamorado hasta las trancas. Y es cuando más lúcido quisieras estar, cuando más te asaltan los miedos y las tribulaciones. Pero tiene su gracia y su ternura cuando lo observas en otras personas... y cuando ya has pasado por esto. ¿Quién no recuerda no haber podido articular palabra, de tanto verbo sutil y directo que tenía preparado? De todas formas la cara de cordero degollado es auténtica y tiene su aquel inconfundible.
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