Fue un tam tam a bordo de una señal de humo,
mandada desde una manta húmeda...
de un descampado comanche,
o fue un toque de timbre espléndido,
para que funcionara el oreja a oreja,
o quizá un golpe de trompeta...
donde un inexperto acertó por primera vez,
como el mismísimo burro flautista.
El caso es que me enteré y hubo cita,
allí estabas tú como Pandora,
mandándome tus mejores brisas...
tú ja lo sabías, como siempre, antes que nadie.
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