Otro día plomizo, grisáceo, de un blanquecino húmedo, de lluvia tras los cristales, como diría el poeta. Y al mirar por la ventana, nadie, por supuesto, es domingo… la gente duerme en la paz de la aldea, como dijo otro poeta. Y yo que quería ir a la Pineda a gozar de un buen “croissant” y un café con leche calentito. Veremos, si no llueve mucho, igual nos atrevemos... Teresa y yo somos así de osados… ¡Muy feliz domingo amigos!
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