Quien fuera primavera para seleccionar
amaneceres de un rojo mejilla,
y poder regalártelos en la fiesta de cada despertar.
Quien fuera un lucero del alba para aprender
de la hermosura de tu esplendor,
y estar allí por tus cercas,
más bien fundido que no confundido.
Quien fuera un surtidor de inspiración
al abasto del poeta, cerca del arpa despierta,
para hacer ambiente con la voz musicada
...del ingenio enamorado.
Quien fuera aquella tarde de acogedores oscuros,
que contribuyó al recogimiento y presenció en preferencia
la más sincera y plástica evolución de los sentidos…
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