dissabte, 12 de setembre del 2015

Y yo la adoro...

Las campanas suenan y mejoran los amaneceres libres y llenos.
Ella vendrá con aquel vestido y el pelo poco peinado, 
y la sonrisa como una expresión del alma, que es bella y sana.
Siempre procura complacerme... ella atiende a mis insinuaciones,
a mis sugerencias, a veces cómicas, comparando la flor de los almendros...
con el azahar de los naranjos o la belleza íntima de los cerezos.
Mi niña sabe que sus andares son majestuosos al natural,
ella me quiere y yo... la adoro aún más.
Con ella se hará la luz y empezará la primavera.

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