La escuela del Serrallo, no funciona a base de timbres para marcar los horarios, lo hace con música, generalmente con muy buen gusto. Hoy he esperado a que sonara la del recreo, y he visto la invasión de los campos deportivos y los espacios de charla y apartes, y he escuchado el jolgorio que expresan los alumnos en libertad vigilada de cerca. Corría el reloj, pero no me pasaba el tiempo, tras las rejas, como embobado, observaba posiblemente detalles, que sólo un maestro, con muchas vigilancias y velas puede ver un un patio. Nostalgia, recuerdos, siempre agradables, y una sonrisa…
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