La playa tiene mirador de rocas,
y un peñasco sobresale osado,
mirando al mar, fijamente.
La niña se sienta y riega...
los pocos mohos que aún ni salieron.
Ha traído al verano de vuelta,
y ha acudido a este remanso de paz y luz,
con música de mar que agita,
donde bailó tan feliz,
y donde una mano tibia le acarició el alma,
previos otros recorridos positivos...
Saca un cigarrillo, aún fuma,
y los recuerdos le aterrizan
por los humos formando corazones…
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