Me gusta el oleaje que transporta,
suspiros de sirena enamorada,
cantos de delfines que afinan las aguas,
y todas las palabras llenas que se llevó el verano,
y que son la fuente de meditación de los otoños,
mientras caen las hojas y se pasan los arroces.
Me place la cadencia acompasada
de los vaivenes rítmicos y sugestivos del mar,
el Mediterráneo, por supuesto,
ya que los otros van más acelerados
y no permiten que las lluvias...
sean de rocíos y voces de alma fiel.
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