Era como un rapsoda,
argentino, claro,
de los buenos, elegido,
de los que agilizan
y limpian los poros
de entrada al corazón...
Tenía labia tibia,
don de proximidad,
arte y temple,
siempre convincente
y convencido, seguro,
de sí mismo y sus inventos,
ágil, raudo, directo...
Pero ella pasó de largo,
llegó hasta mí,
y hablamos, los dos,
lo otro... era un monólogo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada