Abandonar mis músicas ambientales,
un concierto para cada estado emocional,
a modo de hombros para llorar,
y alfombras con pétalos, donde reposar
las euforias variadas que traspasan
las previsiones y se instalan sin remedio.
Un día me absorbió tu sinfonía,
y quise salir de mi estado de inconsciencia cómoda,
y dar el salto sin red, hacia los espacios...
donde la vulgaridad se ausentó,
y una luz absorbente te envuelve de paz y sentido.
Me absorbió tu sinfonía, respiré tu armonía,
y, casi con prisa, abandoné mis músicas de ocasión…
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