Hace viento, silba, como anunciando que no se suelten los amarres, que la bandera de la playa es roja, y que si a algún intrépido jubilado, se le ocurre coger la bici, lo va a pasar mal. He ido andando hasta el Serrallo, el puerto de Tarragona, que ahora huele ya a mar yodada. Los barquitos de pesca y recreo se mueven, y las banderas señalan direcciones e intenciones. Un jubilado ha lanzado un hilo con un gusano en el anzuelo, las movidas aguas le enredan el hilo, se divierte, o al menos eso quiero pensar... Hace viento, y al mismo tiempo pica el sol. Nos vamos, sin prisa pero sin pausa, a ver caer las hojas del otoño…
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