Su sonrisa de hoy
era de ángel concesivo,
y sus ojos chispeantes
le bailaban la fiesta,
a la bonanza que brotó
de las azules divinidades.
Su cara, a juego con la dicha,
tiene el inmenso resplandor
de las mejores estrellas,
aquellas con las que los niños
hacen juegos malabares,
mientras se duermen...
en busca de otros sueños imposibles.
Su sonrisa de hoy y siempre,
enciende los oscuros
y da vida y luz a los entornos,
y es mi lluvia de felicidad...
...preferida, definitiva.
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