Mi Impala es una joya, va finísima y está ágil, y se desliza fácil, incluso parece que mis piernas se acompasan a su cadencia, y formamos un dúo que se hace fácil treinta km, pese a que el viento era frontal, en un principio, a la entrada de la escollera, aunque a la vuelta, con el viento a favor, es todo un verdadero alivio. He ido en bici y no me duelen los gemelos, como cuando ando… Mi Impala es una joya azul... de mar. Mi bici y yo, un amor posible, eterno…
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