Vuelven los cielos de plata, con humos negros y fríos. No sé de qué color serán los fríos, pero los de enero ponen roja la nariz, son fríos de nieve en rojo implícito. Hay fríos secos que, si te tapas bien con buen abrigo, casi no los notas. Pero también hay fríos húmedos, como los de mi pueblo que, por mucho que te tapes, te penetra y te cala hasta los huesos, sin remedio posible...
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