Y en el patio de la escuela apareció la pelota, el niño de color la toca bien, hay dos con la camiseta del Barça, uno con el diez de Messi y uno le recrimina que ya no está en el Barça. Bien, niños, juegan con una fe, con un entusiasmo encomiable, que siempre me resulta admirable y que yo, como profe, intentaba que continuase en la clase para facilitar sus aprendizajes. Suena la música, me sorprende un poco que, en el acto, el niño que tenía la pelota la coge con la mano y se va corriendo hacia su clase... ya no hacen filas, van tranquilamente a sus quehaceres diarios, con el profe de turno que les acompaña siempre.
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