Una vez escribí lo que le tenía que decir, y lo estudié, y lo declamé, e incluso quedé como satisfecho, pero aquí acabó todo, no fui más allá... Fueron intimidades bastante logradas, como en una escena teatral donde uno es el director y el guionista, y en la escena de esta porción de vida, sucede lo que a mí me place. Alguna vez escribí algunas cartas que no tiré al buzón y que después me encontré en algún libro pero, sin duda, el hecho de escribirlas me satisfizo y me llenó, como algo consumado que, por supuesto, nunca llegó a consumirse, jamás.
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