Me ha mirado, como si de repente me descubriera,
su gesto era indefinido, escrutante, pero atento y discreto,
como si se quedara con ganas de más,
y uno, que no pasaba por allí por casualidad, se acercó,
como para preguntar algo más que la hora...
Luego, ya saben, hablan las miradas con sonrisa,
y un buen café hace el resto...
o el principio de lo que puede ser bonito.
Hay miradas que te acercan...
y uno se desliza plácido, raudo, feliz.
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