Una luna triste, menguante,
un saxo silencioso...
como el arpa dormida,
un río loco por llegar al mar...
para ser una de sus dulces calles.
Una brisa suave, una sonrisa fina,
en los ojos, bien instalada.
La barraca y el chopo,
el canal cerca, las gallinas sueltas,
un caballo negro, y un potrillo blanco,
... dando saltos infantiles,
la luna ya es feliz, el saxo suena,
y el río ya endulza el mar.
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