Aquellos ojos de niño que se salen de sus órbitas, aquel puño cerrado de felicidad, aquel salto de alegría, aquella dulzura de agradecimiento, aquel estado de sentirse bañado de amor, complacido por lo acertados que han estado los Reyes Magos de su casa… ¿Hay algo más hermoso que la cara de un niño emocionado de contentos a flor de piel? ¿verdad que no? Seguro que no…
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