Los días ya van despertando cansinos, son víctimas de celebraciones, despedidas y esperanzas eufóricas. Último día del año, donde hubo de todo, incluso bueno, y nos aferramos a estar en el siguiente con la fuerza y estima del amor, en su mejor expresión. Hemos vuelto a comer juntos, nuestra familia, escasa pero nuestra y excepcional, y se ha demostrado que todo es mejor con nuestra compañía. Una vez más, el arte y el arroz del “Molí de Rafelet”, han triunfado, toque sutil, en cualquier evento que se precie de sano y natural. Feliz año nuevo, abrazo de amor y fuerza, mis mejores deseos de paz y bien, besos de luz…
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