Mi casa en la montaña, nieve, abeto, frío blanco... pero para verlo como espectáculo, y con todos mis respetos a cuantos de alguna manera lo sufren sin recursos. Mi siempre soñada casa en la alta montaña, aquella que está preparada y bien provista de viandas, leña y abrigos, y una ventana inmensa para ver incluso al abominable hombre de las nieves por si tiene a bien bajar a tomar un café con nosotros. Qué bonitos los paisajes nevados, ¿verdad?, suenan a paz y pesebre, a silencios de gloria blanqueados...
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