Me gusta verte, saber que estás,
incluso que no estás,
para luego verte asomar
con tu discreción habitual,
como quien llega para activar
las templanzas de la felicidad…
Y cuando no estás me gusta pensarte,
colocarte en los sitios estratégicos,
siempre cómodos para ti,
y decirte lo que no te digo,
y contarte lo que tú ya sabes, y mirarte,
como aquel que mira una flor en su rama
…y se extasía.
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