Me duermo fácil, y si no, pues pienso en aquella jugada de Messi que acaba en gol de Suárez, o en aquel amanecer donde el sol colorea los rocíos de la hierba. Recuerdo mi río Ebro, ya entregado al mar y lleno de sal y sol, de una belleza panorámica sin igual. Y cuando todo se hace poco, porque el día ha venido cargado de vivencias, visiono aquella primera vez que vi tus ojos, escondidos tras un libro, para que yo dudará, si es la ciencia quien bebe de ellos, o éstos de los libros. Con tus ojos me duermo… plácidamente.
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