Es media tarde, se apaga el día, se impone una humedad espesa, fría, va oscureciendo muy temprano, por la ventana solo circulan los imprescindibles, el resto ya estamos recogidos. Tengo paz mental, sosiego, silencio, calma... llega Teresa y, como siempre, todo se alegra y magnífica, la invito a mirar nuestras orquídeas, nueve a cual más bella y entrañable porque son todas regaladas por la familia o los amigos. Están bellas, alguna empieza a florecer, las otras ya van ramificado, para ponerse a punto de encanto. Paz de hogar y, encima, llueve…
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