El viento me dijo que supo de ti,
que le pareció que estabas triste,
que estabas sola, que no te frecuentabas,
caminando despacio...
como si ya no te importara subir a ningún tren.
El viento, a veces, es un trotaconventos,
una casamentera, que perdió el oficio
y ahora funciona a base de soplos,
como un Cupido que no termina de crecer.
Te fuiste como llegaste, sin hacer ruido,
nadie sabe de ti, ni el porqué de tu desaparición,
sólo el viento, que no siempre es frío, me habla de ti,
sólo el viento enciende mi alma, y yo... sigo volando.
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