No soy precisamente un compendio de doctorados, ni lo que alguno tuvo a bien llamarme, porque así se lo dijo su padre, un hombre sabio, pero sí tengo las mil experiencias de mis años, con 41 tutorías como profesor, y todo lo que la vida te ofrece y te regala, sobretodo los niños…
Soy feliz con mis nostalgias, con mis recuerdos de tan variadas situaciones que disfruté, incluso resolví, y que ahora me acompañan en mis supuestos silencios que, como saben, siempre están espléndidamente acompañados.
A los setenta y con barba blanca, a veces, algún incrédulo te pide consejo, y cuando le dices alguna cosa, te mira como el que mira a un desfasado, anclado en el pasado, y tú lo contemplas, como aquel que ya pasó seis veces por su vida, y le regalas un silencio cansino, o alguna fórmula con la que reconducir sus actitudes. La vida da muchas vueltas, pero poco a poco te aleja de la vida, o de alguna de nuestras vidas de cada día. Otra vez, cosas mías…
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