Las mariposas saltan y vuelan,
como locuelas, como las ardillas.
Los abuelos se rozan los pies,
en la sala de juegos,
vuelven a tener quince años,
sueñan en la posesión y en la pertenencia,
campan ufanos con la sonrisa conquistada
y reviven la vida como cualquier tiempo pasado,
que no fue ni peor ni mejor...
simplemente fue el suyo.
Curiosos los vuelos de mariposas,
que acuden al panal de rica miel,
al compás de los ciertos del alma,
que no controla los tiempos,
a veces, tan inmaduros del amor…
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