Ella me miraba
y yo le sonreía,
ella la escondía,
y yo se la buscaba,
detrás de los ojos,
por entre las cejas,
entre labio y labio…
Yo se la encontraba,
y ella me la daba,
yo me la abrazaba,
y ella consentía…
Siempre hablo bien
del poder de una sonrisa,
es una respuesta noble,
un ofrecerse lindo…
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