Hay días que los caminos
no te llevan muy lejos,
no hay caminos, son senderos,
no son senderos, son espacios...
donde acaba el follaje y se pierden
los nortes y los destinos.
Sentado frente a un horizonte con cielo,
voy mirando las estrellas hasta cegarme
de incandescentes azulados…
Luego regreso, los caminos de vuelta
siempre son más cortos,
y estos sí que tienen norte y destino.
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