Un niño pequeño abre sus ojos inmensos, le sonríe a un caballo que está pastando, como si nada. El coche se desplaza por la carretera de tierra, entre dunas redondeadas y vientos que llevan lluvias de arena. Paisajes de aquí o de allá, pero que siempre nos recuerdan vivencias, lugares comunes, basta con cerrar los ojos… Cuando lo hago, viene a mi memoria nuestra playa particular, aquella de las dunas protectoras, con un cielo abierto para los sueños posibles, las ilusiones intactas, los amores sinceros…
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