Ya casi no conduzco… la barca me lleva,
el coche tiene como un piloto automático,
mis alas planean gozando el instante sin destino.
No voy por los inciertos de lo desconocido,
ni por donde residen las asperezas,
ni por donde “ufanean” las corruptelas.
En general, las aguas me llevan...
donde las utilizan para hacerme la ola,
y, aunque no la pretendo,
descanso en la paz de mi entorno
...como pez en el agua.
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