Mi famosa casa en la montaña,
la de mis sueños, la de madera,
la de los balcones estratégicos,
para ver caer la nieve...
blanqueando la montaña,
y haciendo del río nervioso,
una corriente que se desplaza
por entre las esperanzas, ahora blancas,
que formaban los anhelos
de los soñadores habituales…
En su defecto, rememoro mis sueños,
cuando veo un cerezo que parece nevado,
y que no son sino flores
que cubren por completo su ramaje,
antes de ser fruto.
Soñar en blanco…
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