Cómo blandan suaves las olas,
sin viento de los vinos con grado,
cómo los cavas del brindis armonizan,
y los afectos, aquellos del recuerdo grato,
con café incluido, pontifican.
En el pueblo, Nicanor es referencia
y el recuerdo se hace grande
y la celebración justa y digna.
Merece siesta, recuerdo y reflexión
y, después, viaje a Tarragona.
Vamos y volvemos, estamos aquí y allá…
Qué más da... Un presente, un recuerdo, la vida…
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