ruidos habituales, la pecera, la nevera,
el barrio que, poco a poco, se despereza.
Pongo música a los silencios del comedor
y un ramo de flores se marchita en un jarrón.
El escudo del Barça, una "estelada",
pequeña de tamaño, inmensa de significado,
las fotos entrañables en las paredes
hacen compañía… a los silencios musicales.
Una mesa y un cuaderno, como antes,
un Pilot 0'5 como ahora,
y una paz y unas presencias que alimentan
mis tiempos y mis ahora, más recuerdos.
A veces la soledad tiene su encanto,
porque eres tú quien elige el paseo,
paseo y espacio para el vuelo,
por donde dirigir la imaginación,
más bien tus ciertos, tus verdades.
Descalzo, despierto, sin gafas, solo…
con todo cerca y a mano, y a gusto,
veo pasar la vida y me subo
en el carro de los míos de siempre.
Algún día estaré en foto de pared
y seré recuerdo y nostalgia,
y mi hijo se sentará, temprano,
después de una noche bien dormida,
y dirá: "mi padre me acompaña".
Curioso, en mi familia no nos subimos por las paredes,
simplemente ponemos el amor en pedestales.
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