Suelo decir con humor negro y falsedad extrema,
broma mayúscula y altamente incierta…
"hace 31 años que te aguanto, que te sufro y te padezco",
cuando la realidad es que son tiempos donde he estado fijo
al lado del orden y el sentido, tiempos de lógica y cordura,
de un suelo genial y práctico, tiempos de paz activa, feliz,
de sueños posibles, de logros, en batallas de abrazos
sin lastimar a nadie en la victoria.
Siempre cuento que me enamoré de la discreción y de la cordura,
de la palabra lúcida y oportuna, de la expresión cálida de tus ojos,
del amor de los silencios suplicantes, de todo lo dulce que emerge tu luz…
Cómo no, una vez más, recordar a la muchacha del tren
que sólo se mostraba para decir coherencias
mientras en el bullicio fácil pasaban desapercibidas las beldades…
Cómo no bendecir nuestro camino a dos, tan feliz,
tan completo y complementario, que no me importa que aun no se vea
el final de este maravilloso bosque con flores…
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