Uno nunca deja de soñar, uno no pierde la esperanza,
de que el amanecer se acelere ilusionado y, al abrir los ojos,
la mejor sonrisa acompañada del mejor café.
Y, mientras, sigo soñando…
en que las mariquitas seguirán comiendo pulgones
y que las mariposas saldrán de los corazones
repletos de eufóricas y proclamarán que el amor se manifesta
en dulces delicias de sana, hermosa y cierta verdad…
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