Me gusta cuando comentan que el amor es como un jardín, un jardín que por supuesto hay que cuidar y que, si dejas de hacerlo, puede incluso morir. Es un jardín en el que hay que arrancar de cuajo las malas hierbas, que a veces las hay, hay que abonarlo bien, regarlo con esmero, protegerlo de la intemperie que no hace distinciones… Me encanta esta comparación, en general los buenos procesos, largos y placenteros, en los que se complace la afinidad, no son porque sí, es un lindo trabajo, donde te complaces en complacer, amar con toda tu intensidad y verdad…
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