No llueve, pero yo pienso en la lluvia fina y persistente, paraguas de colores de los niños, impermeables amarillos, días de plomo, carreras continuas de la gente con destino… Aquel paraguas grande, negro, viejo, bajo el que caminábamos los dos, como dice la canción, era un cobijo que propiciaba la proximidad, rayando el abrazo, antesala del beso. Cielo de plata que propicia el encuentro, lluvia cómplice, paraguas amigo...
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