Nunca entendí que se deje llorar a un niño pequeño, dicen que se hace fuerte, aprende a resistir y se le ensanchan los pulmones… a mí no me entra, yo prefiero que ría con estrépito y que sus pulmones se emocionen al compás de las dulzuras. Por supuesto, no me gustan los niños que consiguen sus propósitos a base de llorar y menos el entorno que lo consiente. Recuerdo algunas lágrimas de algún alumno que las utilizó como mecanismo de defensa, o de convicción, y yo los pasaba rápidamente por la criba de la verdad y dejaban rápido su famoso llorar, veían que era un proceder inútil. Recursos de mi ayer, no tan lejano...
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