Me hace gracia la adolescencia, incluso la pre adolescencia, te enamoras con frecuencia como si fueras el rey de la creación. El caso es que te gustan varias… y tú, sin casi fijarte, has hecho una selección de favoritas, pero siempre hay una que sonríe primero, otra que se hace la dura, la estrecha creo que la llaman, y alguna que directamente te ignora… Y tú pareces el enano saltarín, hasta que aterrizas cerca de la sonrisa beatífica, reparadora, que te alivia de todos los sinsabores y hace que te levantes cada día con la esperanza de que aquel amanecer tiene la luz y el sabor de una sonrisa instalada lujosamente en tu alma enamorada…
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