La importancia del encuentro, del contacto, de poder observar la expresión de sus ojos, que cuentan mejor que sus labios los sentires del alma… Es tan hermosa y emocionante la presencia, el diálogo, con la virtud del escuchar y la delicia del decir, que la emoción plena de la comunicación hace que te olvides hasta del café que, humeante y aromático, preside el abrazo mítico, con el que el amor sella el momento… y ahora, además, sin mascarillas.
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