El caso es que un día la vi…
No, no pasaba por allí por casualidad,
ella estaba allí, en aquel preciso momento,
y yo también, como si nada...
mejor como si todo se pusiese en su sitio,
y la vi, y me vio, y calló y callé,
y hubo tormenta de silencios a voces,
y pregunté oportuno a mis cercanos,
y todos me dijeron que la respuesta...
era un susurro lanzado a su cuello
para que le vibre el cuerpo
y le vuele el alma y se abrace con la mía...
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada