Desde la ventana del hotel, una pequeña pendiente asfaltada llega hasta el mar, está rodeada de acantilados de cierta consideración… Un señor está pescando, un suponer, pero lo intenta, un poco más arriba, su señora está leyendo, a unos metros, y arriba, por lo alto del montículo, una niña se pasea, ante mi asombro por el peligro que conlleva, tirando piedras al mar…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada