Aquella mirada que hierve,
pero que se muestra cálida...
como una caricia en los fríos.
Aquella mirada de madre,
de cielo, que te sabe, que te arropa,
te protege, te envuelve, te abraza,
con el silencio y la ternura
con que lo hacen...
los ciertos profundos del alma.
Sólo con pensar en mí madre,
siento un manto protector,
su comprensión explícita,
toda su generosidad,
su amor eterno, total.
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