El matrimonio ya no era tal, más que complementarios eran contradictorios y, como eran civilizados y aún les quedaba algún resquicio de respeto, para no dañarse más decidieron como más conveniente... separarse. Pero había un problema por resolver, tenían un perrito al que adoraban y ambos querían conservar y, como no aceptaron la decisión salomónica de partirlo en dos, decidieron una custodia compartida y lo tienen una semana cada uno, y todos contentos y felices…
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