La playa, sola, azotada por las olas,
a merced de un viento despiadado…
Ya no pasean ni las nostalgias,
los recuerdos duermen al lado del fuego,
sólo algún suspiro incontenible...
deambula entre cangrejos, a merced de los olvidos.
La playa, desolada, el agua se comió la arena,
el frío se ha llevado su encanto,
pero nadie, nunca, jamás, eclipsara...
su eterna e incomparable magia azul de amor.
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