diumenge, 2 de setembre del 2018

Y yo era un gigante...

Incluso ahora que ya he saboreado la mayoría de los laureles que me eran asequibles, creo que ser importante para alguien y no defraudarlo es uno de los principales motivos para crecer en la vida. Como profesor y como padre, ver que tus hijos o tus alumnos te ven como su refugio salvador de brazos abiertos, te conmueve y emociona… Tengo muchas experiencias con los niños, donde yo era su ídolo, su solución, su amigo y cómplice. Con mi hijo, siempre recuerdo aquella vez que estuvo a punto de tener un accidente y, cuando me vio, vino corriendo hacia su zona de salvación, y yo era un gigante… de amor.

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