El tiempo pasa y cada segundo tiene su encanto… ya no puedo seguir el ritmo de mis compañeros, ni andando ni con la bici, pero parece ser que mi compañera, jubilada ya, andará conmigo, despacito, de la mano, y nos sentaremos en los bancos, que ya tengo estudiados, y allí veremos el mar, la mar de hermoso, y los yates de los ricos, y las gaviotas de siempre… Luego volveremos, sin prisa, y haremos a dúo, cualquier picardía que nos pida el alma joven…
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