Es un placer ver a los niños en el recreo, conviven, juegan fácil, de momento no se pelean ni discuten, y yo me siento muy feliz de verlos, pero no puedo dejar de pensar cuando yo era ministro de asuntos complicados del patio de mi colegio, y resolvía, o lo intentaba, mil situaciones entre cómicas y desesperantes… Me sonrío cuando pienso en la rapidez con la que reflexionaban la solución de su conflicto para no restar tiempo al juego. Tiempos gloriosos, no hace tanto, siete años el día 24 de este mes.
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