Pronto empezará a madrugar la madrugada,
se volverá a la normalidad,
el pueblo se llenará de regresos y de ausencias,
y empezará el colegio y la vida rugirá de nuevo,
y los bares ya servirán bebidas calientes,
y saldrán los abrigos que abrigan los fríos de otoño.
La plaza tomará vida propia,
seremos los de siempre, a la luz de la farola,
contemplando como acuden los mosquitos
...saludando los cortejos.
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